sábado, 31 de julio de 2010

Sobre la literatura en Guerrero

¿Existe una literatura guerrerense? I
Citlali Guerrero
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¿Existe lo que podríamos llamar una literatura guerrerense? En el sentido de la tradición literaria, es decir, si existe una manera de escribir, del sentir, de las preocupaciones estéticas comunes, temas comunes de reflejar la realidad, como si lo hay en los países del este, donde todavía sus novelas están marcadas por lo que fue el socialismo y sus consecuencias o en la Europa de la posguerra, donde precisamente el tema común y constante es el holocausto con variación de estilos y escuelas literarias; o pensar que existe una literatura de Guerrero como las literaturas nacionales de cada uno de los países europeos que de una u otra forman reflejan los movimientos civiles que han vivido, ejemplo el franquismo en España, la caída del Muro del Berlín en Alemania, el exilio en Polonia, etc.
O como las literaturas más cercanas como la chilena, donde el tema constante son las consecuencias de la dictadura de Pinochet; la cubana, donde se aborda la situación política actual visto desde adentro y desde afuera; la colombiana con todas las manifestaciones posibles de la violencia. Una literatura así, de Guerrero, considero que no la hay, pero creo que tampoco la hay así de México, ni siquiera la Revolución mexicana fue capaz de convertirse en tema central de la literatura nacional.
Tal vez tenga algo razón José Ontiveros cuando pregunta si es necesario que las sociedades no tengan una vida de paz y apacible para que pueda surgir una literatura nacional que refleje la situación no pacífica.
Hablar de literaturas nacionales, incluso en países como Francia, Alemania, Inglaterra, Rusia, Argentina, Paraguay, México, España, es bastante complicado. Atrás quedaron las vanguardias literarias, los movimientos artísticos como el existencialismo, el modernismo, que generaron un cambio de sensibilidad manifestada a través de la renovación del lenguaje poético; hoy, a estas alturas es complicado hablar de literaturas nacionales, sobre todo porque en ningún país europeo y menos latinoamericano se avizoran condiciones para generar movimientos de arte y de literatura auténticos, el ascenso y la penetración actual que tiene la cultura popular de los Estados Unidos, ha ido ocupando el lugar de las literaturas y culturas nacionales de la mayoría de los países del mundo. Así la lírica popular, la prosa espontánea, el teatro musical son importaciones cuyo epicentro se halla en Nueva York o California. Si es complicado hablar de literaturas nacionales, mayor complicación es hablar de literaturas regionales.
¿Existe pues una literatura guerrerense? ¿O hay una literatura de Guerrero? No sé cuál podría ser la pregunta menos incómoda para tratar de entender el proceso literario por el que está pasando el estado de Guerrero.
La pregunta, considero, no es, si existe o no existe una literatura guerrerense o una literatura de Guerrero, la pregunta es ¿por qué en Guerrero no existe una tradición literaria?
Hace algunos años, Iván Ángel prefiguró algunas explicaciones posibles y aducía que el principal problema se centraba en quienes hacían la literatura de principios de siglo XX, enfocando su atención en los profesores rurales que proliferaron en las regiones del estado, tenemos a Rubén Mora, Juan García Jiménez, entre otros; y efectivamente, son profesores de comunidades rurales, con preocupaciones acordes a su entorno social, sin que jamás nunca hayan tenido en sus manos poemas de Baudelaire, Rimbaud, T.S. Eliot o Ezra Pound. La literatura que llegaba por aquel entonces era escasa y podría aventurarme porque no lo sé de cierto, que era mala literatura, tal vez lo mejor eran las novelas de Alejandro Dumas, esto lo sé porque mi abuela siempre hablaba del conde de Montecristo.
Pero si bien es cierto que esto pasaba con los profesores rurales de Guerrero, la pregunta es: ¿qué pasaba con la literatura en Acapulco? A mi entender, la apreciación de enfocar como causa principal del atraso literario en Guerrero a los profesores rurales, es hasta cierto punto relativo, porque regularmente el desarrollo de los estados y de los países siempre están circunscritos al desarrollo de su ciudad más importante, y Acapulco fue, ha sido y es el principal eje de desarrollo económico del estado, la más poblada, con lazos comerciales históricos con el Oriente, aquí se hacía la mayor recaudación de impuesto para España, hecho que concluyó a mediados del siglo XIX. Era y es una ciudad, digamos cosmopolita, y… entonces ¿por qué los pobladores de Acapulco no aprovecharon esta ventaja comercial con países asiáticos y europeos?, ¿acaso entre la mercancía que anualmente llegaba al puerto no venían libros?
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Publicado en La Jornada Guerrero, el 31 de julio de 2010.
Consultada en:
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II
¿Existe una literatura guerrerense? II
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Definitivamente, para entender el atraso literario en Guerrero debemos de tomar en cuenta el atraso cultural de Acapulco y superar el trauma.
Acapulco siempre ha sido una ciudad de paso. Inés Mombelli, en la participación que tuvo en el libro Acapulco la ruta del sol, que editó el ayuntamiento de Acapulco y que tuve la oportunidad de coordinar, es reveladora, al decir que Acapulco es una ciudad y puerto donde la riqueza simplemente pasa, por aquí pasaron los más grandes tesoros, las más finas joyas, telas, vinos, especias, los más finos animales de la época colonial, y de toda esa riqueza, nada se quedó en Acapulco. Mombelli cuenta que los nativos esperaban con ansia a que llegaran las naos, vivían y bebían como reyes los tres meses que duraba la feria entre enero y marzo, pululaba de gentío, de orgías, de libertinaje –digo yo–, y después la calma. Los nativos volvían a ser los poquitos que se quedaban en su aldea con la añoranza del retorno, y era tan fastidiosa la vida que, para no aburrirse, a parte de acostarse en la hamaca, los nativos husmeaban en las casas de los vecinos para tener entretención del día, o sea que ni por equivocación se quedaban con alguna revista, escrito, novela, algo parecido, nada, sólo conservaban algo para sobrevivir en los 9 meses restantes. La vida de los nativos acapulqueños era aburrida y no les gustaba la literatura.
Este origen de ser de la principal ciudad del estado finalmente trajo sus consecuencias fatales. Hoy, de nueva cuenta, los acapulqueños vemos pasar la riqueza, se construyeron los grandes hoteles, los grandes complejos turísticos, se vive de la temporada alta del turismo, igual que antaño, los nativos acapulqueños simplemente esperan que vengan muchos turistas para poder trabajar y vivir bien el tiempo que dure la temporada alta y después.
Los nativos se vuelven a poner tristes cuando los turistas se van, y en ese lapso que pasa entre una y otra temporada alta, los acapulqueños se la pasan quejándose, husmeando en la vida de otros, haciendo cosas que les permita vivir al día, y mientras, sigue el mismo círculo, la inercia de los grandes hoteles, donde la mayoría de sus gerentes son de fuera, como antaño, que los gobernantes del puerto eran de España o de la ciudad de México,
Muy pocos acapulqueños alcanzan un estatus económico aceptable y los que así lo hacen, nada saben de literatura. Los nativos actuales tampoco leen literatura, los que gobiernan a los acapulqueños no leen literatura, los dueños de los grandes complejos de Acapulco, supongo que sí leen literatura pero no están aquí, ni les preocupa la vida cotidiana de los porteños.
Además, a la apatía de los nativos, al casi nulo conocimiento de literatura de los profesores rurales, se les sumó otro parásito a la literatura en Guerrero: los versificadores allegados a la clase política gobernante desde mediados del silgo XX y que predominaron ocupando los escasos espacios públicos de difusión hasta principios de los noventas.
Recapitulo. Creo que este es el origen de la tragedia: Acapulco y sus nativos que no fueron capaces de interesarse en lo más mínimo por la cultura, la literatura, los profesores rurales que no se preocuparon por crear vínculos y conocer la literatura de afuera, los versificadores allegados al poder que todavía por aquí andan, y la clase política sin ningún tipo de apreciación artística y sin ninguna claridad de qué políticas culturales impulsar. En este mosaico sociocultural está el origen de la tragedia y, la historia siempre tiene sus consecuencias. Esa es la historia que nos enseñaron y es esta la continuidad histórica que estamos padeciendo.
Octavio Paz decía que toda tradición nace de una ruptura. Me parece que esta ruptura inició hace apenas 20 años, y qué son 20 años comparados con 400 años de tradición del nadismo, es decir, de que los nativos acapulqueños se la pasaran haciendo nada, sólo preocupados por tener recursos para vivir bien tres meses y padecer penurias los nueve restantes.
Esta ruptura de la tradición de la indolencia para no utilizar ignorancia, a mi entender, inició a principios de 1990, cuando coincidieron una serie de chavos en la Escuela Superior de Ciencias Sociales de la UAG, (hoy no tanto) que curiosamente no eran nativos acapulqueños sino avecindados: Jesús Bartolo, Óscar Basave y Citlali Guerrero, quienes a su vez coincidieron con Iván Ángel y Manuel Maciel, dirigidos por dos historiadores defeños: Humberto Aburto Parra y Gonzalo Pretelini, y bueno, ahí comenzó la historia reciente de la literatura en Guerrero, ampliándose el panorama con la llegada al puerto una década después de Jeremías Marquines, poeta tabasqueño (donde sí hay una tradición literaria importante) y de ahí el círculo de literatura se fue ampliando, teniendo nuevos respiraderos literarios.
Jeremías Marquines, con el entusiasmo del recién llegado, dio un taller de literatura y fue conociendo a Federico Vite, Edgar Pérez, Carlos F. Ortíz, Ulber Sánchez, Iris García, Ángel Carlos Sánchez, Paul Medrano, Antonio Salinas entre otros; y de allí viene toda esa generación que actualmente se dedica, de manera seria y constante, a la literatura. Una mención aparte merecen Roberto Ramírez Bravo y Judith Solís, quienes ya traían una formación literaria, pues ambos pasaron algún tiempo en la SOGEM.
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III y último
¿Existe una literatura guerrerense? III
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Sin embargo, y es una apreciación personal, este puñado de más o menos 20 personas que están escribiendo literatura en Guerrero, no hemos sido capaces de generar puentes generacionales, y quizá no es nuestra función, ni se tienen las herramientas y/o el tiempo disponible para hacerlo, pero considero que si seguimos en esa dinámica estaremos repitiendo la misma indolencia de generaciones pasadas: estaremos heredando nadismo literario a las generaciones por venir.
¿Cuáles serían los criterios para considerar una literatura de o en Guerrero?
Entre estas dos visiones de literatura en Guerrero, la formada por los profesores rurales y los versificadores allegados a la clase política, y la generación de los noventas, existen los escritores que generó la creación de la Universidad Autónoma de Guerrero, entre ellos José Gómez, Victoria Enríquez, Alejandra Cárdenas, entre otros, todos ellos con la experiencia de la llamada guerra sucia, la experiencia de los movimientos libertarios de los años 70’s, digamos más informados y enterados de los asuntos serios literarios, sin embargo, no fueron capaces de generar un relevo generacional, y no sé si podamos decir que hicieron una literatura de Guerrero porque toda su producción se concentró en impostar las maneras de escribir de los poetas de la conversacionalidad latinoamericana, tildados de panfletistas por la carga política y social de sus producciones.
¿Existen diferencias o similitudes de escuelas, estilos, temas comunes?
Pienso que sería un absurdo, por ejemplo, pretender que a 40 años de la guerra sucia en Guerrero, surja un literatura local preocupada por un hecho histórico del que no fuimos partícipes, a excepción del caso particular de Jesús Bartolo Bello, quien es una de las víctimas de esa época. Tal vez si existan elementos comunes que nos permitiera vislumbrar una literatura de Guerrero, es un tema pendiente que hay que investigar.
¿Es suficiente un puñado de no más de 20 escritores para decir que existe una literatura de Guerrero? ¿O también tendríamos que medir la cantidad de libros publicados al año en el estado, la cantidad de revistas especializadas de literatura, de suplementos, la cantidad de premios literarios, la cantidad de talleres literarios en las principales ciudades del estado, la cantidad de becas, intercambios, residencias, traducciones que se realizan en el estado?
Pienso que los escritores actuales de Guerrero, están cumpliendo con la producción artísticas, ganan premios literarios, han publicado fuera del estado, en revistas especializadas de literatura, algunos son referentes de la literatura joven del país, han obtenido estímulos, realizan eventos literarios, insisto están cumpliendo; no así las instituciones culturales de la entidad, que se encuentran rezagadas al no ofrecer y garantizar los bienes y servicios literarios, necesarios para apuntalar el desarrollo que tanto necesita Guerrero para salir de los últimos lugares en que se encuentra en relación con otros estados del país.
Ése es el gran reto. Soy de la idea que hay que entrarle, hay que tratar de terminar con la inercia de los nativos acapulqueños, con la indolencia de los versificadores allegados al poder; hay que ser capaces de exigirles a nuestras autoridades que cumplan con la función social de la literatura.
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