JUAN ÁLVAREZ, ENTRE EL ZORRO Y LA PANTERA
Ernesto Ortiz Diego
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Ernesto Ortiz Diego
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La amena e inteligente pluma de Mauricio Leyva Castrejón, en su nueva novela “Juan Álvarez, entre el zorro y la pantera”, hace hablar imaginariamente al propio Cincinato de la Costa Grande para que nos recuerde en cuatro capítulos al fundador del estado de Guerrero, los cincuenta y seis años peleando en defensa de nuestra Patria, una vida portentosa del valiente general que se incorporó al generalísimo José María Morelos a la edad de 20 años, siendo el insurgente que más combatió en todas las batallas, sobrevivió al mismo Morelos, Hermenegildo Galeana, Vicente Guerrero, Leonardo Bravo, Luis Pinzón, Valerio Trujano, Antonia Nava de Catalán, Nicolás Catalán, José Juan Izazaga, José María Izazaga, Pedro Ascencio Alquisiras, Juan del Carmen, Isidoro Montes de Oca, Antonio Gómez Ortiz, Diego Eugenio Salas, Julián de Ávila, entre otros valientes de la insurgencia del sur.
La narrativa interesante consta de 125 páginas que se puede leer en una mañana o una tarde, según la costumbre de los lectores a la hora de interesarse por nuestros héroes y nuestro pasado histórico, que parece remoto, pero que por las pasiones y la forma de cómo nos la cuenta el joven poeta y escritor chilpancinguense, nos sitúa como si viviéramos el presente. Comienza con un epígrafe de una parte del discurso del maestro Ignacio Manuel Altamirano en la tribuna de la Cámara de Diputados cuando solicitó que Álvarez fuera considerado como el Beneméríto de la Patria:
“Y no se trata de tributar incienso a un poderoso. Nada de eso. Se trata de honrar a un ciudadano, a quien el pueblo venera ya como gloria nacional, y a quien ni la imparcial historia designa ya como un héroe”.
Líneas adelante, don Ricardo Infante, escritor, historiador y pintor, veracruzano de nacimiento y guerrerense por convicción, a manera de presentación, escribe haciendo un guiño al autor de la novela en la que reivindica la vida y obra del fundador del estado de Guerrero. Aunque Mauricio ya es conocido por su exitosa novela “El Plan del Zapote”, presentada en Tixtla el 19 de junio de 2009, de la cual fui comentarista.
En los siguientes cuatro capítulos, Mauricio, acompañado de su inteligente y bella esposa Mayra Castañón, para presentar su más reciente novela, en la que desentraña el subtítulo de su obra, el “zorro” para su amigos y seguidores insurgentes y “pantera” para sus enemigos; aunque para Álvarez ninguno de estos dos pseudónimos le desagradaba.
Es la historia social, la que se vive y recrea por quienes más la sienten, porque se habla y se escribe por quien es parte de nuestra tierra sureña, por eso nos recuerda a través de sus investigaciones, pasajes que no dice la historia oficial, la deformada al capricho de quienes ocultan la verdad de los hechos históricos, como el conservador y traidor Lucas Alamán. Y porque nuestra historia no solamente sea contada por extranjeros como Clyde Gilbert Bushnell y Nettie Lee Benson.
Leer la novela Juan Álvarez, entre el zorro y la pantera, es no solo recordar la vida y obra de un mexicano de excepción, sino que también podemos descubrir epopeyas que no llegamos a estudiar por la deficiencia de nuestro sistema educativo y las pocas luces de nuestros profesores desde la primaria, secundaria y preparatoria, hay pasajes que hemos olvidado o que no nos enseñaron nuestro mentores, como la intentona en 1811 de retomar por los realistas el pueblo de Tixtla, donde fue herido mortalmente Juan Álvarez y que Diego Eugenio Salas, le salvó la vida.
Y el duelo a muerte a machetazos que sostuvo Morelos contra Matías Carranco, el hombre que le arrebató el amor de su vida, Francisca Ortiz, y aunque Morelos no mató a Carranco por la intervención de Tata Gildo, Pedro Ascencio Alquisiras, Leonardo Bravo, entre otros insurgentes que vieron el duelo, logró humillar, desarmar y vencer al intruso que se interpuso entre él y Francisca Ortiz, pero que a la luz de luna, Morelos llegó a tener un romance con la mujer de quien se había enamorado en sus primeros años de arriero.
La novela fue presentada en La Caffé, el lugar de moda en el corazón de Tixtla, evento organizado el domingo 2 por las organizaciones que presiden: Alfredo Hernández Alcaraz (Ascutima); Violeta Campos Astudillo (Ortix); Vicente Astudillo Navarro (COP); América Astudillo Cuevas (Fundación Colosio-Tixtla); y el autor de estas líneas, presidente del Ateneo “Nicole Giron”; asimismo, la participación de los contertulios de las organizaciones de la sociedad civil: Andrea Deloya Rodríguez, Alberto Acevedo Reyes, Jesús Alberto Jaramillo Rodríguez, Margarito Bustamante Delgado, Roberto Alcaraz Río. Es así como estas organizaciones de la sociedad civil, promovemos la cultura popular, cuestión que no hace el gobierno del estado ni la presidencia municipal de Tixtla, siguen en ayuno del conocimiento y desprecio a la cultura en todas sus manifestaciones.
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La narrativa interesante consta de 125 páginas que se puede leer en una mañana o una tarde, según la costumbre de los lectores a la hora de interesarse por nuestros héroes y nuestro pasado histórico, que parece remoto, pero que por las pasiones y la forma de cómo nos la cuenta el joven poeta y escritor chilpancinguense, nos sitúa como si viviéramos el presente. Comienza con un epígrafe de una parte del discurso del maestro Ignacio Manuel Altamirano en la tribuna de la Cámara de Diputados cuando solicitó que Álvarez fuera considerado como el Beneméríto de la Patria:
“Y no se trata de tributar incienso a un poderoso. Nada de eso. Se trata de honrar a un ciudadano, a quien el pueblo venera ya como gloria nacional, y a quien ni la imparcial historia designa ya como un héroe”.
Líneas adelante, don Ricardo Infante, escritor, historiador y pintor, veracruzano de nacimiento y guerrerense por convicción, a manera de presentación, escribe haciendo un guiño al autor de la novela en la que reivindica la vida y obra del fundador del estado de Guerrero. Aunque Mauricio ya es conocido por su exitosa novela “El Plan del Zapote”, presentada en Tixtla el 19 de junio de 2009, de la cual fui comentarista.
En los siguientes cuatro capítulos, Mauricio, acompañado de su inteligente y bella esposa Mayra Castañón, para presentar su más reciente novela, en la que desentraña el subtítulo de su obra, el “zorro” para su amigos y seguidores insurgentes y “pantera” para sus enemigos; aunque para Álvarez ninguno de estos dos pseudónimos le desagradaba.
Es la historia social, la que se vive y recrea por quienes más la sienten, porque se habla y se escribe por quien es parte de nuestra tierra sureña, por eso nos recuerda a través de sus investigaciones, pasajes que no dice la historia oficial, la deformada al capricho de quienes ocultan la verdad de los hechos históricos, como el conservador y traidor Lucas Alamán. Y porque nuestra historia no solamente sea contada por extranjeros como Clyde Gilbert Bushnell y Nettie Lee Benson.
Leer la novela Juan Álvarez, entre el zorro y la pantera, es no solo recordar la vida y obra de un mexicano de excepción, sino que también podemos descubrir epopeyas que no llegamos a estudiar por la deficiencia de nuestro sistema educativo y las pocas luces de nuestros profesores desde la primaria, secundaria y preparatoria, hay pasajes que hemos olvidado o que no nos enseñaron nuestro mentores, como la intentona en 1811 de retomar por los realistas el pueblo de Tixtla, donde fue herido mortalmente Juan Álvarez y que Diego Eugenio Salas, le salvó la vida.
Y el duelo a muerte a machetazos que sostuvo Morelos contra Matías Carranco, el hombre que le arrebató el amor de su vida, Francisca Ortiz, y aunque Morelos no mató a Carranco por la intervención de Tata Gildo, Pedro Ascencio Alquisiras, Leonardo Bravo, entre otros insurgentes que vieron el duelo, logró humillar, desarmar y vencer al intruso que se interpuso entre él y Francisca Ortiz, pero que a la luz de luna, Morelos llegó a tener un romance con la mujer de quien se había enamorado en sus primeros años de arriero.
La novela fue presentada en La Caffé, el lugar de moda en el corazón de Tixtla, evento organizado el domingo 2 por las organizaciones que presiden: Alfredo Hernández Alcaraz (Ascutima); Violeta Campos Astudillo (Ortix); Vicente Astudillo Navarro (COP); América Astudillo Cuevas (Fundación Colosio-Tixtla); y el autor de estas líneas, presidente del Ateneo “Nicole Giron”; asimismo, la participación de los contertulios de las organizaciones de la sociedad civil: Andrea Deloya Rodríguez, Alberto Acevedo Reyes, Jesús Alberto Jaramillo Rodríguez, Margarito Bustamante Delgado, Roberto Alcaraz Río. Es así como estas organizaciones de la sociedad civil, promovemos la cultura popular, cuestión que no hace el gobierno del estado ni la presidencia municipal de Tixtla, siguen en ayuno del conocimiento y desprecio a la cultura en todas sus manifestaciones.
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